Bueno, con algunos días de retraso, explicaré mis sensaciones después de mi primera semana en la ciudad.
Me siento muy cómodo. Ámsterdam es una ciudad que acoge con los brazos abiertos, y la gente es muy amable. Tengo algún que otro problemilla administrativo con la universidad, pero espero irlos solucionando poco a poco. Por cierto, ¡ya tengo mi propia bici!
El curso de holandés avanza y ya llevamos casi la mitad de las once lecciones. De hecho, al ser un curso eminentemente práctico, su aplicabilidad es inmediata, y no resulta complicado entender algunas frases que se leen y, no tan frecuentemente, se oyen por la calle.
Con la comida me las apaño bastante bien. Los Albert Heijn (la franquicia con mayor número de supermercados en el país) son una pasada, aunque caros en comparación a precios españoles. La verdad es que prefiero no cocinar demasiado, primero porque no tengo mucho tiempo libre con tanta vida social, y segundo porque la cocina que comparto está muy sucia. Mi habitación está bien aunque no tengo mucho sitio porque sólo hay una mesa muy pequeña.
Ya he conocido a bastante gente (la mayoría son alemanes). Hay muy buen rollo con los del curso de holandés, aunque no sólo de mi clase. Ya hemos organizado algunas cenas y fiestecillas. De hecho, el viernes fue espectacular, ya que acabamos la noche en una fiesta holandesa, relacionándonos con locales (parece que hay alguna clase de mito entorno a ellos).
En resumen: me lo estoy pasando genial y creo que este mes es una gran ocasión para integrarme en la ciudad antes de empezar lo serio: el máster.
Os dejo con algunas fotos, aunque me quedo con la reflexión de Indre: "me encanta esta sensacion de no ser un turista y verme obligado a hacerle fotos a todo." La primera foto es en casa de Cata, el día que celebramos mi cumpleaños (ver próxima entrada); la segunda es del mismo día, en una "excursión urbana"; la tercera es con mi nueva bici, a quien he decidido llamar Miguelita; la cuarta es con dos de mis nuevos amigos, Felix y Cata; la siguiente es en una de las cenas que hemos hecho, en esta ocasión, en un restaurante chino; también hay una foto de unos curiosos zapatos de chocolate; por último, vemos un edificio cerca de mi casa, una bonita vista desde el NEMO, y una vista nocturna desde el amarradero que hay al lado de mi casa.
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